jueves, 2 de mayo de 2013

Verte Otra Vez Capítulo 2 "Querete"

Verte Otra Vez
Capítulo II
"Querete"


Quisiera atraparte y darte un beso, pero sé que no puedo hacerlo, ese cristal entre nosotros aún no puede ser roto para estar juntos, podríamos lastimarnos y cortarnos con la indiferencia o clavarnos un pedazo de odio. Pero, yo te soñé, estábamos juntos, lo veía perfectamente, ahí, en el café de Doña Graciell, tomando chocolate, me tomabas la mano y me decías que debíamos escapar al amanecer, te vi ahí sentado conmigo por más de mil noches, ¿Cómo es posible que ahora cuando te veo en persona, no puedo decirte que debemos amarnos?, ¿Cómo fue que en mi sueño era la realidad la que hablaba y la lógica guardaba silencio? No debo dejarme enganchar por un sueño, por un amor platónico si bien ya he tenido varios sueños antes con hombres con los que he vivido experiencias y romances, pero en la realidad solo se ha dado desilusión tras desilusión, sin que nada de lo que me ha sucedido en la imaginación se cumpla, contigo es diferente, lo sé, quiero mantener la esperanza de verte a mi lado. No puedo entender cómo fue que empezamos una historia juntos, ni lograré entender las demás historias que nunca sucedieron, siempre quise que fuera el hombre con el que había soñado, el que me hablara a mi primero, el que quedara fechado por mi encanto y se declarará mi amor incondicional, nadie tuvo el valor para hacerlo, quizá porque para los “hombres” era una debilidad ser diferente a ellos y más aún el significado que le daban a que un hombre se revuelque con un “maricón”, convirtiéndolo en mujer, que era para ellos, el mayor símbolo de la debilidad humana. Pero, ¿Qué culpa tienen aquellos que se ven castigados por la fuerza represiva de la sociedad?, la que los deja morir sin piedad y busca otro cuerpo que matar cuando han tomado  la de un ser inocente que solo por gustarle uno de sus misma condición tuvo que morir, si a ellos no hace daño, ¿Por qué intentan  parecer los salvadores de todos cuando nadie lo ha pedido? Es el miedo el que habla, un miedo que incluso yo viví, pero por una obra que desconozco, mi padre aceptó y me ha protegido desde que lo confesé, aunque para los “Jueces de La Vida” deba parecer yo un macho trabajador. Aahhh que difícil es la vida así, pero te quiero, te amo y es lo que haré.
Solo pienso en ti, en que te vi por primera vez en persona el Jueves, ya es sábado y no tengo señal que consuele mi ansiedad, me devora y me aturde, pero a la vez me da valentía para no dejarme caer  buscarte. Quiero verte ya, ha pasado tanto tiempo, la última vez que te soñé fue hace un mes, cuando me dijiste que debíamos escapar, el sueño que más me gustó y que pensé que tendría continuación, pero todo desde entonces se esfumó, has sido el último hombre con el que he soñado, sin embargo tampoco me extraña no tener en mi cabeza a nadie más en este momento, siempre suele pasar uno o dos meses antes de soñar con alguien nuevo. Pero no quiero a alguien más, esta vez puedo asegurar que es amor lo que siento, ¿Por qué?, Por qué no necesito más para saberlo, el amor se siente, es tan fácil, lo que resulta difícil es que tu lo creas y lo que es casi imposible es que me correspondas tan siquiera con una pequeña parte de lo que yo te amo a ti.

Ahora debo descansar, es tarde y comienza a llover, a ti no te gusta, te asusta lo fría que puede ser, por eso dormiré tratando de soñar que estoy contigo abrazándote y alejándote de la que endurece tu alama.
Hoy, ya después de 4 días de verte por primera vez, estoy entusiasmado pensando en i ir por la tarde al mercado del pueblo a encontrarte, te gusta dar paseos por la plaza y comer un helado de vainilla  en el mercado, espero que en verdad sea así, aunque mis sueños nunca han errado en esas cosas, solo en lo amoroso.
El  horno está listo, quisiera que vieras el pay que preparo en tu honor, y que comeré solo, mi padre salió a cortar leña a un pueblo detrás del volcán, estaré solo por unos días, sería perfecto que estuvieras conmigo, trataré que así sea y que vengas a probar el pay que te tengo aquí.
Antes de salir, debo cortar los limones del árbol que está en nuestros campos d cultivo, ya están maduros y si los dejo más tiempo podrían no comprarlos los señores del pueblo, algo más a lo que debo ir.
Veo mi vieja casa, me recuerda a nada, nunca había visto algo tan deteriorado por el tiempo, somos mi padre y yo,  las últimas personas del pueblo que vivimos en una casa de leña, hecha con la misma que vendemos para sobrevivir. Está decolorada y tiznada por algunos incidentes que tuvo mi madre en la cocina, es pequeña, pero no es lo peor, el olor es lo que hace que sea mejor refugiarse en los campos de cultivo para no morir asfixiados por el humo que se percibe. He mencionado a mi padre algunas veces, que deberíamos mudarnos al centro del pueblo, nuestra casa no tiene a nadie como vecino, es desolada, por el camino solo pasan los campesinos que tiene tierra a lo alto en las montañas cercanas y algunas personas de dinero qu tienen grandes casas de dos pisos , como el Dr. Valmon, quien vive  con su esposa y tres hijos varones, solo he visto su casa de lejos, pero parece acogedora, nosotros no podríamos construir una casa así, pero la razón por la que mi padre se niega a mudarnos es mi gusto por los hombres, cree que seré más vulnerable si estoy todo el tiempo entre todos los habitantes de nuestro pequeño pueblo, Berkley, por ello no he insistido, pues, sí, tengo miedo. Pero mi Padre ha prometido  construir una casa para ambos de mayor tamaño, con maderas de calidad y un jardín donde pueda plantar rosas, las rosas que mi madre siempre quiso.
La pequeña casa de leña queda atrás, sola, desolada, sin nadie quien la quiera mirar, sigo caminando por el camino de tierra rodeado por pasto, verde, y de mediana altura, se siente freso, el rocío de la madrugada llegó a él, encuentro el puente que me deja cruzar al otro lado, debajo hay un arroyo, que una vez se llevó a un niño. Más adelante comienza la subida por las tres montañas hermanas qu rodean  la vista del pueblo, llego agitado a la cumbre, pero aún falta bajar por el otro lado para llegar a los campos, descanso para recobrar el aliento, pongo mi mano derecha en mi frente para cubrirme del radiante sol, hasta que observo algo, eres tú Arthur, estás ahí, en los prados, jugando con tu mascota, me alegro y quiero correr a verte, pero debo pensar bien, ¿Qué es lo que te diré?, lo tengo, sigo como si nada y me distancia de donde te encuentras para llegar al limonero de mi  campo, me apresuro a cortar los limones, los mas que puedo, algunos se caen pero no me importa levantarlos, lleno 5 cestas y me dirijo de regreso a casa, pero, antes,  me desvío y voy a los prado, sigues ahí, te ves tan hermoso, estas tan alegre que pareces un niño, te diviertes tanto, tedas cuenta que no estas solo, me volteas a ver, trato de esconderme, pero…
-Hola, ¿Raymond?, ¿Eres tú?-Me dices con tu voz de hombre, fuerte y sin debilidad.
No sé que hacer, solo me queda salir, era lo que quería.
-Ah, sí, bueno me llamo Edmund pero entiendo que te referías a mí, ¿cierto?-Comienzo a agitarme, estoy nervioso, mi corazón late más rápido, no quiero que te des cuenta.
-Perdón, Sí, no soy muy bueno con los nombres.
-Si no importa.-Es el momento-¿Cómo te fue el otro día? ¿Pudiste entregar los papeles a tiempo?
-Sí, gracias a ti llegue a tiempo, si no me hubieras ayudado a librarme de aquel clavo no se que hubiera sucedido.
-Que bien que todo salió bien.
-Pues gracias.
-Por nada, -Estoy más tranquilo-.
¿Qué bonito perro, ¿Cómo se llama?.
-No es mío, es de mi amigo Luca.
¿Quién? ¿De dónde salió ese tal Luca?
-Pero se llama Blanco, le gusta jugar mucho.
-Ya veo.
Creo que debo irme me he puesto celoso de Luca.
-Bien, debo irme. Creo que los veré otra vez.-Doy la vuelta sin esperar que digas algo, solo quiero irme y pensar o no hacerlo, lo que no me dañe más.
-Espera.-Me gritas cuando ya estoy más lejos.
-Sí, dime.
-Bueno como el asunto de los papeles era muy importante para mi padre y me ayudaste mucho, pensaba agradecerte con algo más, no lo había hecho porque no había tenido tiempo  por asuntos de la escuela, pero ahora que estas aquí, ¿te quedas a comer una tarta que preparó mi Madre? Si tienes tiempo.
No lo puedo creer, es lo que quería  darte en la mañana y ahora eres tu quien  me recompensa así.
-Sí, claro, no tengo nada que hacer, solo que me iba porque pensé que querías jugar con el perro y pues como soy un desconocido para el…
-Sí, está bien, vamos.
Te sigo, has sudado bastante, pero te ves mejor, mas natural, estas despeinado, luces muy bien tu camisa blanca y has remangado tus pantalones, dejas caer tus tirones para estar mas cómodo, me satisface tanto el ver tu figura desde ataras.
-Adelante por favor.-un caballeo, me siento alagado.
-Gracias.
-Ahora no hay nadie en la casa pero podemos come la tarta de manzana.
-¿En donde están tus padres?
-Han ido a visitar a una prima junto con mi hermano mayor Frederick, mi hermano pequeño está  en el colegio, los castigaron por gritar en la Iglesia.
--Veo porque jugabas con el perro.
-No, para nada, me gusta jugar con él aunque tenga otras cosas como ajedrez o lectura, es lo que siempre hago con mi mejor amigo Luca.
-¿Se llevan muy bien, no?
-Sí, nos conocemos desde pequeños, bueno es que e realidad nuestros padres son primos y nosotros somos primos también ¿no?
-Sí, eso creo.
Habías cambiado completamente tu forma de ser, el reservado muchacho de unos días atrás ahora me confería sus cosas personales.
-Está rica esta tarta, es mejor que la que yo preparo.
-¿Sabes preparar tarta?
-En realidad es un pay de canela, pero es similar.
-Sí. ¿Cómo aprendiste?
-Mi madre me enseño a preparar algunas cosas, le gustaban mucho los postres y  aprendí lo que pude, antes que…ella muriera.
-Lo siento-Veo en tus ojos un brillo de sinceridad.
-Gracias, la extraño pero, ella no querría que viviera triste por ello.
-Tienes razón, es mejor ser feliz y no arrepentirse por las cosas.
Trato de no estar triste pero me  derrumbo, prefiero irme.
-Creo que ahora si me voy, se hace un poco tarde y quizá tengas cosas que hacer.
-Bien, muchas gracias de nuevo,.
-Ya sabes, fue un placer.
-…Oye, espero verte otra vez, quizá podrías venir algún día.
Te  tengo.
-Me encantará.
-Genial.
-Adiós.
Aquello era todo lo que esperaba, estaba ya cerca de poder pasar tiempo contigo y ser de quien te enamoraras para ser felices.
Pero ahora debo vender estos limones, que están a punto de cerrar el mercado.

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