"El Río de Mis Anhelos"
Capítulo 2: "La Guarida"
-Aquí es. Dijo
Rubí rompiendo el silencio que se había mantenido todo el trayecto a la
“guarida”. Habían caminado por un largo callejón, totalmente obscuro y por l
cual se guiaban solamente tocando la pared, el callejón apestaba a fuertes
gases y sustancias extrañas, desconocidas para Diego, pensó que quizá era
alcohol o tiner y algún tipo de desperdicios de droga que quedaba cuando la gente se refugiaba ágilmente ahí para
disfrutar de sus tragos de felicidad.
-Aquí no hay
nada-Respondió Diego a Rubí al no ver más que una pequeña casa desubicada de toda
la sofisticada arquitectura de la ciudad.
-Primera
lección, No dejaremos que cualquiera entre aquí, ¿o tu que crees?-Rubí sonaba
un poco irritada, parecía una madre regañando a un niño que cometió alguna
imprudencia.
-No, solo era
una pregunta, ¿entonces que hay aquí?
-“La Guarida”.
Y necesitas un código clave para entrar. “Cucú, hoy hay mucho camino para
trabajar”-Trató Rubí de imitar el sonido de una paloma.
De inmediato se abrió una puerta, o era lo
que parecía porque todo seguía obscuro.
-Ven.
Se iluminó la puerta. Diego dio un paso hacia
ella…
-No, ¿Qué
haces?
-Dijo “Ven”.
-No allá,
aquí, esa es una distracción.
Rubí condujo a Diego por una escalera de
metal que alcanzaba a ser iluminada por la luz de la puerta.
-¿Y
ahora?-Diego parecía cada vez más incrédulo ante cada sorpresa que Rubí le
mostraba.
-Ahora puedes
pasar a nuestro hogar.
Se abrió la
puerta que marcaba el final de las escaleras, era pequeña, de metro y medio a
lo sumo, era bastante gruesa. Entraron, adentro no estaba más obscuro, todo
estaba iluminado por unas cuantas luces azules en el techo, lámparas rojas por
el corredor tapizado con una elegante alfombra roja y al final, un letrero: “No
Fumar, el cáncer atrae menos clientes”.
-Doña Rubí,
¿Qué hay aquí?, ¿Cuándo “llegaremos” afín?-Le dijo a Rubí muy enojado y desesperado
por no encontrar el lugar.
-Ya llegamos
abre esa puerta.
-Bien, uff,
menos mal.-Tomó la fría perilla y la deslizó hacia abajo. Se abrió la última
puerta que resguardaba la impenetrable
fortaleza. El piso tenía una enorme alfombra roja con elaborados detalles,
muebles de varios miles de pesos, lámparas costosas de Rochée y algunas piezas de plata que adornaban las
esquinas de la habitación
El lugar era enorme, había una enorme
recepción que parecía la de un lujoso hotel de los Ángeles de 5 estrellas.
-Wow, esto es
sorprendente.
-¿Qué creías
que vivíamos en un cuchitril, lleno de ratas y alcohol?
-Bueno pues, sí,
eso era lo que esperaba ver.
-Tranquilo si
no te gusta hay otro equipo de chicos que estarán felices de quitarte todo lo
que traes. TODO. No solo lo material.
-No, gracias
Doña Rubí. Me quedo aquí.
-Sí, eso creí.
Bueno tenemos que llamar a todos. Bueno, los que estén disponibles. Rubí se
acercó a la recepción donde se encontraban dos muchachos, uno, de 188 años, era delgado, de estatura
media, moreno, tenia cabello negro y quebrado,, solo un poco largo, no parecía
nada impresionante como para estar en un lugar donde la gente va a buscar los
mejores trozos para coger, sus mejores atributos era sus labios, gruesos y
rojos y sus nalgas, que cubría con un ajustado pantalón pescador blanco, tenia
descubierta su cintura dejando ver su ombligo y tenia puesta una camisa
amarilla rasgada a la altura del corazón, más bien parecía un brassier , su
nombre era Ángel. El otro muchacho era sin duda el más guapo, era más alto, de
aproximadamente 1.78 tenia cabello negro y un poco largo, era blanco, tan
blanco como nieve y unos labios delgados, ligeramente rojos que resaltaban
entre su dulce y aniñado rostro que, ya tenía
21 años, él estaba más ejercitado, vestía una camisa blanca y una
sudadera azul marino, sus jeans eran “Apple V” sus nalgas eran redondas y de
buen volumen y tenía unas piernas musculosas y muy fuertes, su nombre, Martín.
-Chicos clave
“Iniciación uve cuatro”.
-¿V4 Rubí?, no
te parece exagerado pedirle tanto al iniciar.-Le dijo Martín.
-El chico
tiene potencial, no será problema para él.
-Está bien.-Sin
más objeción Martín procedió a llamar a los chicos. Mientras, Ángel preparaba
los instrumentos para iniciar el ritual.
-Espera ahí
sentado, tardará un poco.
Sí.
Diego no sabía que pensar, había escuchado
la palabra “Iniciación” lo que le confundía pues todo ahí parecía hacerse cada
vez más raro. Un lugar lleno de sorpresas, pero muy bien organizado.
-¿V4?, ¿Qué es
eso? pues…
-Diego,
¿listo?
-Sí.
-Pasen todos.
La recepción se lleno de unos 50 chicos que
entraron cada quien en su asunto, algunos se reían de algún chiste, otros
platicaban misteriosamente y alguno que otro solo esperaba en silencio.
-Bienvenidos
hermanos, hoy, estamos de fiesta, hemos conseguido un miembro más, pero no es
solo un chico, es un hombre que se convertirá en nuestro hermano, con el que
compartiremos secretos, malos momentos y muchos buenos tiempos. Ahora tomen sus
copas y l. Adelante soberano mangote.
-¿Mangote?,
había escuchado el "Padrote" y la
“Madrota” pero ¿Qué se supone que es un mangote?-La insaciable inquietud de
Diego aparecía nuevamente.
Las luces se apagaron, la habitación quedó iluminada
por la misma cantidad de velas que de personas, una detrás de cada muchacho. Se
abrieron las pertas que comunicaban la recepción con el resto del lugar y entro
a la habitación un hombre con un atuendo de moje, encapuchado y sin alzar la
mirada, se dirigió a Diego con una vela en una mano y una copa en la otra.
-¿Aceptas ser
miembro de la “Unión de hermanos por el poder?
-¿Poder?
-¿Aceptas?-Repitió
el encapuchado.
-Ahh Sí, yo
supongo que sí.
-Bien, como
símbolo de tu compromiso con la hermandad debes servir vino a tus hermanos y soplar la vela. Diego
que do con una expresión de incredulez.
-Soplar la
vela-Repitió el encapuchado.
-…sopar la
vela-Dijo Diego.-Lo haré, ¿debo…cogerme a cada uno?
Hubo silencio.
-Luces-sonó la
voz de Rubí desde algún lugar atrás de Diego.
Se iluminó todo.
El encapuchado se descubrió el rostro y su
expresión fue: jajá claro que soplar la vela, pero las de cera, denle la bienvenida a…-volteo a
ver a diego para que concluyera.
-Diego.
…Diego.
-Sirvan el
vino y apaguen sus velas. Soy Arturo, el mangote de la “guarida”-sujeto la mano
de Diego. Arturo era quizá el mayor de todos, aparentaba tener 28 años, lo
único que dejaba ver el sofocante traje que llevaba puesto era ahora su rostro,
era un hombre de piel ligeramente bronceada, su cabello era lacio pero peinado perfectamente
hacia un lado, de color negro, combinando con sus pobladas y arregladas cejas
negras en forma de rectángulo. Sus ojos eran azules, su nariz era discreta y
sus labios enmarcaban su linda sonrisa. Era quizá por ser el más bello y más
alto, de 1.85 m, el líder.
-¿Qué quiere
decir con mangote?, ¿Pensé que Rubí era la madrota?
-Bueno soy
como un Padrote pero eso sonaba feo, y como estoy hecho un mango se me ocurrió llamarme
el Mangote. Y Rubí, pues, es el único drag queen del lugar y por eso le damos un poco de “importancia” pero puedes
llamarle simplemente Rubí. Todos tenemos el mismo derecho aquí. ¿Alguna otra
pregunta?
-Pues sí, ¿Qué
fue eso de la iniciación?
-ohh también
fue mi idea, mira tendré que comenzar desde el principio. Hace 10 años, yo
estaba en el primer año de la Universidad, estudiaba Medicina, era un buen
estudiante y todo, ahí conocí a Julio, era un chico muy guapo, de mi estatura y
moreno, era muy, pero muy atractivo. Al poco tiempo de hacernos amigos descubrí
que él era gay. Yo no me había inclinado por los hombres o por las mujeres,
siempre me había enfocado en los estudios y en diversos deportes, además en mi
casa mis padres tenían opiniones muy abiertas hacia los temas de sexualidad, mi
padre era psicólogo y decía que era más importante juzgar a una persona por el
bien que hace que por el mal con el que nace, así que pensé que si tenían un
hijo gay lo apoyarían y como Julio me gustaba, experimenté con el varios momentos
en los que nos besamos y estuvimos juntos, acariciándonos solamente, claro. Luego
Julio me pido ser su novio y yo acepté, anduvimos así por 2 meses hasta que un día
lo llevé a comer a la casa. Y fui ahí donde todo falló. Presente a Julio como
mi novio y de inmediato me regañaron mis padres, me gritaban que no debía ser así,
que estaba bien para los demás pero no para mi, que un Doctor no debería tener
esa imagen. No supe que hacer así que les dije que trataría d alejarme de Julio
y cambiar, pero no fue así, Julio y yo seguíamos con nuestro romance, ahora a
escondidas, incluso de nuestros compañeros y amigos, pues mis padres conocían a
algunos y sin duda les preguntarían de mis acciones. Terminamos el primer año
de escuela y como teníamos 4 meses de vacaciones y decidimos trabajar para
conseguir un departamento donde vivir juntos el siguiente año. Cuando teníamos
e dinero liso Julio me dijo que debía confesarle a sus adre que era gay, que no
podría irse solo así y que algún día sus padres nos descubrieran juntos, yo acepté, aunque tenía mucho miedo. No supe nada de
Julio por una semana, lo buscaba en su casa pero su padre decía que me fuera,
espiaba a su familia para saber de él, pero no encontré nada. Después de un mes
apareció en el periódico local la noticia de que habían encontrado en un canal
de aguas negras a la afueras de la ciudad, el cadáver de un chico de 19 años,
el era Julio, nadie sabía cómo había muerto hasta que su madre lo confesó todo,
el padre de Julio lo hecho de su casa cuando le confesó ser gay, lo golpeo y lo
dejo muy mal herido, estaba devastado por tan tremenda vergüenza, llevó herido
a su hijo al hospital pero antes de llegar, le dio miedo que le preguntaran
como había pasado aquel incidente, así que dejo a Julio en un barrio lejos de
la colonia donde vivíamos, y al parecer Julo estaba tan lastimado que no
resistió y murió a los pocos días. Le robaron
hasta la ropa y echaron su cuerpo al canal. Fue muy doloroso para mí y tuve que
escapar, sufrí tanto que alguien hiciera algo tan vil y a su propio hijo que decidí
ayudar a los chicos en la misma situación, pero con los pocos recursos que yo tenía
no podía hacer mucho, y un día un hombre me ofreció dinero por sexo, accedí, me
preocupaba más el ayudar a los chavos que tener sexo con un desconocido, eso ya
no me importaba, solo amé a Julio y con los demás daba igual lo que pasara. Me
pago bien y decidí hacerlo mas seguido hasta que se volvió un trabajo, luego conocí
un par de chicos que vivían esas mismas circunstancias y seguimos reuniendo más
chicos que estuvieran dispuestos a hacer lo mismo. Compramos este viejo terreno
que poco a poco fuimos remodelando y manteniendo simpe en secreto. Y así ha
sido desde entonces, tenemos una familia, cada quien tiene que ganar su propio
dinero pero aquí tenemos protección, amigos, comodidades, todo lo que no
tuvimos en otro tiempo y… a cambio de solo un porcentaje de tus ganancias.
Diego había quedado sorprendido por la historia de Arturo, se
daba cuenta que los casos eran similares y estaba dispuesto a seguir adelante.
-¿Qué
porcentaje?
-V4-Contestó Rubí.
-¿V4?-Preguntó
Diego a ambos.
-Mira, cada
chico tiene un porcentaje diferente en base a sus cualidades, si eres más
atractivo tienes que compartir un porcentaje mayor, para que los servicios y
comodidades que te damos s mantengan, y
la vez hacemos una especie de caja de ahorro, que consiste en guardar la
quinta parte de ese porcentaje que nos das, para cuando decidas dejar de hacer
esto y puedas vivir cómodamente aquí-
-¿Y que tipo de
porcentajes hay?
-Está el V2
que es para niños comunes, sin mucho…
-Que dar-Interrumpió
Rubí.
-Bueno sin
muchos atributos-Siguió Arturo-El V3 es para chicos que ya tienen más
experiencia en el negocio aunque no sean tan virtuosos, los clientes llegan y
se acostumbran con lo que haya. También está el V4 que es para chicos con un
muy buen cuerpo, son los que siempre tienen trabajo y los que más clientes
reciben a la semana. Y por ultimo esta el V5, que son para los miembros que
tienen ya 5 o más años, ellos dan un porcentaje menor, es como un derecho de
antigüedad, casi todos los que ya tienen 5 años aquí son los que contribuyeron para adquirir el lugar.
-Pues suena
bien. Creo que es bastante bueno lo del colchón de ahorro.
-JAJÁ. Tienes
carisma Diego, de verdad serás un muy buen chico.
-Bien, toma.-Le
dio Rubí una copa con vino-después del brindis te llevaré a tu habitación, compartirás
con 4 chicos más pero descuida son habitaciones amplias.
-Bien Diego felicidades
y te veré después para darte los últimos detalles.
-Claro.
-Nos vemos.-Se
marcho Arturo por la puerta por la que había entrado a la habitación.
-¿Te sientes más
cómodo?
-Sí Rubí,
gracias.
-Ohh no
importa nene es lo que debe hacer cualquiera de nosotros, ayudar siempre a
otros chicos-Decía Rubí mientras sujetaba a Diego por el cuello y frotaba su
cabeza.
-Rubí, ¿Cuál
es el porcentaje que debo dar? Arturo me explico los tipos de porcentaje pero no especifico de cuánto.
-V4 es de 75%
-¿Qué?, ¿pero
acaso están locos?
-Tranquilo,
alguien como tú tendrá de 18 a 23 clientes por semana. ¿Te acabaste tu vino?
-No.
-Bien.
Atención brindemos por Diego nuestro nuevo hermano.
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