martes, 30 de abril de 2013

"El Río de Mis Anhelos" Capítulo 2



"El Río de Mis Anhelos"
Capítulo 2: "La Guarida" 

-Aquí es. Dijo Rubí rompiendo el silencio que se había mantenido todo el trayecto a la “guarida”. Habían caminado por un largo callejón, totalmente obscuro y por l cual se guiaban solamente tocando la pared, el callejón apestaba a fuertes gases y sustancias extrañas, desconocidas para Diego, pensó que quizá era alcohol o tiner y algún tipo de desperdicios de droga que quedaba cuando  la gente se refugiaba ágilmente ahí para disfrutar de sus tragos de felicidad.
-Aquí no hay nada-Respondió Diego a Rubí al no ver más que una pequeña casa desubicada de toda la sofisticada arquitectura de la ciudad.
-Primera lección, No dejaremos que cualquiera entre aquí, ¿o tu que crees?-Rubí sonaba un poco irritada, parecía una madre regañando a un niño que cometió alguna imprudencia.
-No, solo era una pregunta, ¿entonces que hay aquí?
-“La Guarida”. Y necesitas un código clave para entrar. “Cucú, hoy hay mucho camino para trabajar”-Trató Rubí de imitar el sonido de una paloma.
De inmediato se abrió una puerta, o era lo que parecía porque todo seguía obscuro.
-Ven.
Se iluminó la puerta. Diego dio un paso hacia ella…
-No, ¿Qué haces?
-Dijo “Ven”.
-No allá, aquí, esa es una distracción.
Rubí condujo a Diego por una escalera de metal que alcanzaba a ser iluminada por la luz de la puerta.
-¿Y ahora?-Diego parecía cada vez más incrédulo ante cada sorpresa que Rubí le mostraba.
-Ahora puedes pasar a nuestro hogar.
Se abrió la puerta que marcaba el final de las escaleras, era pequeña, de metro y medio a lo sumo, era bastante gruesa. Entraron, adentro no estaba más obscuro, todo estaba iluminado por unas cuantas luces azules en el techo, lámparas rojas por el corredor tapizado con una elegante alfombra roja y al final, un letrero: “No Fumar, el cáncer atrae menos clientes”.
-Doña Rubí, ¿Qué hay aquí?, ¿Cuándo “llegaremos” afín?-Le dijo a Rubí muy enojado y desesperado por no encontrar el lugar.
-Ya llegamos abre esa puerta.
-Bien, uff, menos mal.-Tomó la fría perilla y la deslizó hacia abajo. Se abrió la última puerta que resguardaba  la impenetrable fortaleza. El piso tenía una enorme alfombra roja con elaborados detalles, muebles de varios miles de pesos, lámparas costosas de Rochée y  algunas piezas de plata que adornaban las esquinas de la habitación
El lugar era enorme, había una enorme recepción que parecía la de un lujoso hotel de los Ángeles de 5 estrellas.
-Wow, esto es sorprendente.
-¿Qué creías que vivíamos en un cuchitril, lleno de ratas y alcohol?
-Bueno pues, sí, eso era lo que esperaba ver.
-Tranquilo si no te gusta hay otro equipo de chicos que estarán felices de quitarte todo lo que traes. TODO. No solo lo material.
-No, gracias Doña Rubí. Me quedo aquí.
-Sí, eso creí. Bueno tenemos que llamar a todos. Bueno, los que estén disponibles. Rubí se acercó a la recepción donde se encontraban dos muchachos,  uno, de 188 años, era delgado, de estatura media, moreno, tenia cabello negro y quebrado,, solo un poco largo, no parecía nada impresionante como para estar en un lugar donde la gente va a buscar los mejores trozos para coger, sus mejores atributos era sus labios, gruesos y rojos y sus nalgas, que cubría con un ajustado pantalón pescador blanco, tenia descubierta su cintura dejando ver su ombligo y tenia puesta una camisa amarilla rasgada a la altura del corazón, más bien parecía un brassier , su nombre era Ángel. El otro muchacho era sin duda el más guapo, era más alto, de aproximadamente 1.78 tenia cabello negro y un poco largo, era blanco, tan blanco como nieve y unos labios delgados, ligeramente rojos que resaltaban entre su dulce y aniñado rostro que, ya tenía  21 años, él estaba más ejercitado, vestía una camisa blanca y una sudadera azul marino, sus jeans eran “Apple V” sus nalgas eran redondas y de buen volumen y tenía unas piernas musculosas y muy fuertes, su nombre, Martín.
-Chicos clave “Iniciación uve cuatro”.
-¿V4 Rubí?, no te parece exagerado pedirle tanto al iniciar.-Le dijo Martín.
-El chico tiene potencial, no será problema para él.
-Está bien.-Sin más objeción Martín procedió a llamar a los chicos. Mientras, Ángel preparaba los instrumentos para iniciar el ritual.
-Espera ahí sentado, tardará un poco.
Sí.
Diego no sabía que pensar, había escuchado la palabra “Iniciación” lo que le confundía pues todo ahí parecía hacerse cada vez más raro. Un lugar lleno de sorpresas, pero muy bien organizado.
-¿V4?, ¿Qué es eso? pues…
-Diego, ¿listo?
-Sí.
-Pasen todos.
La recepción se lleno de unos 50 chicos que entraron cada quien en su asunto, algunos se reían de algún chiste, otros platicaban misteriosamente y alguno que otro solo esperaba en silencio.
-Bienvenidos hermanos, hoy, estamos de fiesta, hemos conseguido un miembro más, pero no es solo un chico, es un hombre que se convertirá en nuestro hermano, con el que compartiremos secretos, malos momentos y muchos buenos tiempos. Ahora tomen sus copas y l. Adelante soberano mangote.
-¿Mangote?, había escuchado el "Padrote" y  la “Madrota” pero ¿Qué se supone que es un mangote?-La insaciable inquietud de Diego aparecía nuevamente.
Las luces se apagaron, la habitación quedó iluminada por la misma cantidad de velas que de personas, una detrás de cada muchacho. Se abrieron las pertas que comunicaban la recepción con el resto del lugar y entro a la habitación un hombre con un atuendo de moje, encapuchado y sin alzar la mirada, se dirigió a Diego con una vela en una mano y una copa en la otra.
-¿Aceptas ser miembro de la “Unión de hermanos por el poder?
-¿Poder?
-¿Aceptas?-Repitió el encapuchado.
-Ahh Sí, yo supongo que sí.
-Bien, como símbolo de tu compromiso con la hermandad debes servir  vino a tus hermanos y soplar la vela. Diego que do con una expresión de incredulez.
-Soplar la vela-Repitió el encapuchado.
-…sopar la vela-Dijo Diego.-Lo haré, ¿debo…cogerme a cada uno?
Hubo silencio.
-Luces-sonó la voz de Rubí desde algún lugar atrás de Diego.
Se iluminó todo.
El encapuchado se descubrió el rostro y su expresión fue: jajá claro que soplar la vela, pero  las de cera, denle la bienvenida a…-volteo a ver a diego para que concluyera.
-Diego.
…Diego.
-Sirvan el vino y apaguen sus velas. Soy Arturo, el mangote de la “guarida”-sujeto la mano de Diego. Arturo era quizá el mayor de todos, aparentaba tener 28 años, lo único que dejaba ver el sofocante traje que llevaba puesto era ahora su rostro, era un hombre de piel ligeramente bronceada, su cabello era lacio pero peinado perfectamente hacia un lado, de color negro, combinando con sus pobladas y arregladas cejas negras en forma de rectángulo. Sus ojos eran azules, su nariz era discreta y sus labios enmarcaban su linda sonrisa. Era quizá por ser el más bello y más alto, de 1.85 m, el líder.
-¿Qué quiere decir con mangote?, ¿Pensé que Rubí era la madrota?
-Bueno soy como un Padrote pero eso sonaba feo, y como estoy hecho un mango se me ocurrió llamarme el Mangote. Y Rubí, pues, es el único drag queen del lugar y por eso  le damos un poco de “importancia” pero puedes llamarle simplemente Rubí. Todos tenemos el mismo derecho aquí. ¿Alguna otra pregunta?
-Pues sí, ¿Qué fue eso de la iniciación?
-ohh también fue mi idea, mira tendré que comenzar desde el principio. Hace 10 años, yo estaba en el primer año de la Universidad, estudiaba Medicina, era un buen estudiante y todo, ahí conocí a Julio, era un chico muy guapo, de mi estatura y moreno, era muy, pero muy atractivo. Al poco tiempo de hacernos amigos descubrí que él era gay. Yo no me había inclinado por los hombres o por las mujeres, siempre me había enfocado en los estudios y en diversos deportes, además en mi casa mis padres tenían opiniones muy abiertas hacia los temas de sexualidad, mi padre era psicólogo y decía que era más importante juzgar a una persona por el bien que hace que por el mal con el que nace, así que pensé que si tenían un hijo gay lo apoyarían y como Julio me gustaba, experimenté con el varios momentos en los que nos besamos y estuvimos juntos, acariciándonos solamente, claro. Luego Julio me pido ser su novio y yo acepté, anduvimos así por 2 meses hasta que un día lo llevé a comer a la casa. Y fui ahí donde todo falló. Presente a Julio como mi novio y de inmediato me regañaron mis padres, me gritaban que no debía ser así, que estaba bien para los demás pero no para mi, que un Doctor no debería tener esa imagen. No supe que hacer así que les dije que trataría d alejarme de Julio y cambiar, pero no fue así, Julio y yo seguíamos con nuestro romance, ahora a escondidas, incluso de nuestros compañeros y amigos, pues mis padres conocían a algunos y sin duda les preguntarían de mis acciones. Terminamos el primer año de escuela y como teníamos 4 meses de vacaciones y decidimos trabajar para conseguir un departamento donde vivir juntos el siguiente año. Cuando teníamos e dinero liso Julio me dijo que debía confesarle a sus adre que era gay, que no podría irse solo así y que algún día sus padres nos descubrieran juntos, yo acepté,  aunque tenía mucho miedo. No supe nada de Julio por una semana, lo buscaba en su casa pero su padre decía que me fuera, espiaba a su familia para saber de él, pero no encontré nada. Después de un mes apareció en el periódico local la noticia de que habían encontrado en un canal de aguas negras a la afueras de la ciudad, el cadáver de un chico de 19 años, el era Julio, nadie sabía cómo había muerto hasta que su madre lo confesó todo, el padre de Julio lo hecho de su casa cuando le confesó ser gay, lo golpeo y lo dejo muy mal herido, estaba devastado por tan tremenda vergüenza, llevó herido a su hijo al hospital pero antes de llegar, le dio miedo que le preguntaran como había pasado aquel incidente, así que dejo a Julio en un barrio lejos de la colonia donde vivíamos, y al parecer Julo estaba tan lastimado que no resistió y murió a los pocos  días. Le robaron hasta la ropa y echaron su cuerpo al canal. Fue muy doloroso para mí y tuve que escapar, sufrí tanto que alguien hiciera algo tan vil y a su propio hijo que decidí ayudar a los chicos en la misma situación, pero con los pocos recursos que yo tenía no podía hacer mucho, y un día un hombre me ofreció dinero por sexo, accedí, me preocupaba más el ayudar a los chavos que tener sexo con un desconocido, eso ya no me importaba, solo amé a Julio y con los demás daba igual lo que pasara. Me pago bien y decidí hacerlo mas seguido hasta que se volvió un trabajo, luego conocí un par de chicos que vivían esas mismas circunstancias y seguimos reuniendo más chicos que estuvieran dispuestos a hacer lo mismo. Compramos este viejo terreno que poco a poco fuimos remodelando y manteniendo simpe en secreto. Y así ha sido desde entonces, tenemos una familia, cada quien tiene que ganar su propio dinero pero aquí tenemos protección, amigos, comodidades, todo lo que no tuvimos en otro tiempo y… a cambio de solo un porcentaje de tus ganancias.
Diego había quedado  sorprendido por la historia de Arturo, se daba cuenta que los casos eran similares y estaba dispuesto a seguir adelante.
-¿Qué porcentaje?
-V4-Contestó Rubí.
-¿V4?-Preguntó Diego a ambos.
-Mira, cada chico tiene un porcentaje diferente en base a sus cualidades, si eres más atractivo tienes que compartir un porcentaje mayor, para que los servicios y comodidades que te damos s mantengan, y  la vez hacemos una especie de caja de ahorro, que consiste en guardar la quinta parte de ese porcentaje que nos das, para cuando decidas dejar de hacer esto y puedas vivir cómodamente aquí-
-¿Y que tipo de porcentajes hay?
-Está el V2 que es para niños comunes, sin mucho…
-Que dar-Interrumpió Rubí.
-Bueno sin muchos atributos-Siguió Arturo-El V3 es para chicos que ya tienen más experiencia en el negocio aunque no sean tan virtuosos, los clientes llegan y se acostumbran con lo que haya. También está el V4 que es para chicos con un muy buen cuerpo, son los que siempre tienen trabajo y los que más clientes reciben a la semana. Y por ultimo esta el V5, que son para los miembros que tienen ya 5 o más años, ellos dan un porcentaje menor, es como un derecho de antigüedad, casi todos los que ya tienen 5 años aquí son los que  contribuyeron para adquirir el lugar.
-Pues suena bien. Creo que es bastante bueno lo del colchón de ahorro.
-JAJÁ. Tienes carisma Diego, de verdad serás un muy buen chico.
-Bien, toma.-Le dio Rubí una copa con vino-después del brindis te llevaré a tu habitación, compartirás con 4 chicos más pero descuida son habitaciones amplias.
-Bien Diego felicidades y te veré después para darte los últimos detalles.
-Claro.
-Nos vemos.-Se marcho Arturo por la puerta por la que había entrado a la habitación.
-¿Te sientes más cómodo?
-Sí Rubí, gracias.
-Ohh no importa nene es lo que debe hacer cualquiera de nosotros, ayudar siempre a otros chicos-Decía Rubí mientras sujetaba a Diego por el cuello y frotaba su cabeza.
-Rubí, ¿Cuál es el porcentaje que debo dar? Arturo me explico los   tipos de porcentaje pero no especifico de cuánto.
-V4 es de 75%
-¿Qué?, ¿pero acaso están locos?
-Tranquilo, alguien como tú tendrá de 18 a 23 clientes por semana. ¿Te acabaste tu vino?
-No.
-Bien. Atención brindemos por Diego nuestro nuevo hermano.

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