Trata sobre el cambio en la vida de un chico gay de 17 años que al decírselo a sus padres tendrá que buscar una nueva forma de vida persiguiendo lo que él quiere y todos sus anhelos pero deberá pasar varias pruebas para encontrar la felicidad y el amor que busca.
Capitulo 1: Confesiones
Diego caminaba
por la calle, una calle lejos de su casa y la cual no conocía, pero no le
importaba, había discutido con sus padres llegando a los golpes, el “problema”
de todo, fue, el haber confesado ser Gay, un” maricón” como su padre lo llamaba
mientras lo jalaba del brazo e intentaba meter a rastras al auto para llevarlo
a un psiquiatra, su madre solo lloraba y luchaba contra su fijo peinado en lo
que parecía ser la solución al “problema”.
Diego había decido decirles a sus padres que
era homosexual porque terminaría pronto el bachillerato y quería estudiar arte
visual, por supuesto había preparado todas las respuestas necesarias a
cualquier pregunta que le hicieren incluso tenia listo el decir que era gay. Cuando Diego mencionó
“Arte Visual” lo primero que salió de la habitación que se quedo en silesio por
unos segundos fue:
-Que intentas
decir, esa no es una carrera para un hombre, es solo para las viejas, y para
los maricones, ¿me estás diciendo que tengo un hijo maricón, un puto chupa-pollas -Federico, el padre, gritaba a punto de explotar y caer víctima de
un paro cardíaco por tanta ira, enojo e ignorancia
-Yo…
-Vamos dime
que mi hijo no es un maricón, dímelo-Interrumpió Federico.
-Aahhh….-Diego
estaba sorprendido por tan mala reacción de su padre, nunca creyó que aún
tratándose de su propio hijo se comportaría así y no comprendería ni un poco su
situación, pero no tenía miedo, Diego había decidido alfin liberarse de lo que
no era, lo que no le hacía feliz y de lo que quería escapar. Después de tomar
un ligero respiro continuó-Pues soy más que un “maricón” papá-decía con un gran
tono de valentía-puedo ser un puto, puñal como quieras insultarme, pero eso no
me hace menos, al contrario, me siento la persona más fuerte al enfrentarte y
al hacer lo que quiero y no cubrirme con lo que los demás quieren, yo soy
homosexual, soy gay ¿y que?, estoy orgulloso de serlo y de que me gusten los
hombre, por eso puedo decirlo.
-A mi no me
vengas con tus ridiculeces, todo fue
culpa de tus hermanas y de tu madre, siempre se la pasaban llenándote la cabeza
de pinturas y maquillaje, esas cosas de mujeres que no debí que te enseñaran.
-Y ahora mi
único hijo varón me sale con esto, pero te vas a componer,-Ahí fue cuando
Federico tomó del brazo a Diego a punto de arrancárselo y él, trataba de
librarse.
--Fue tu culpa
no haber tenido más hijos, tu eres quien fracaso, si soy así ahora, es porque
nunca tuve un padre con el que pasar tiempo, no aprendí nada de ti, al
contrario, siempre supe que debía evitar ser tu imagen.
-Cállate estúpido.-Federico
golpeó a Diego en la mejilla derecha, mientras a la fuerza avanzaban hacia la
puerta.
-Diego miró a
Su madre Catalina a la cara y le dijo:
-¿Tu que dices
mamá?
-Ella solo
lloraba y entre los llantos de tristeza pronunció:
-Haz caso a tu
padre, el te quiere.
Diego quedó aún
más sorprendido, aquella madre amorosa que siempre lo había apoyado e incluso
cumplido algunos caprichos de
adolescente ahora le negaba toda comprensión y ayuda.
Finalmente
Diego se atrevió a herir a su padre para liberarse totalmente en todos los
sentidos posibles, impulsada por una gran carga de enojo y tristeza Diego soltó
una patada a su padre directo en el hígado, órgano del cual, además Federico
padecía hepatitis C. Su padre cayó instantáneamente y Diego aprovechó para correr
y salir para siempre de ahí, su madre ni siquiera lo volteo a ver, solo ayudó a
su esposo casi dando por hecho con esta acción que no quería volver a ver a su
hijo.
Al
cabo de cuatro horas de caminar sin rumbo en el momento que el sol pronunciaba
el atardecer y con hambre, Diego paró y su mente se llenó de pensamientos, todo
tipo de miedos aparecían en el por primera vez desde que había dejado la casa
de sus padres,.
-¿Qué
es lo que voy a hacer?, no pensé que no tenía nada, pero tampoco puedo
arrepentirme ahora, de verdad es lo púnico que puedo hacer para ser feliz
aunque sea lejos de mis padres, no me querían, solo estaban…fingiendo. Creo que
debo encontrar un lugar donde quedarme y un trabajo, pero no sé hacer nada,
¿Quién me va a contratar? Ni siquiera tengo documentos, si regreso probablemente
me lleven al psiquiatra o a la cárcel por golpear a mi padre, ¿y si murió, no
lo debí golpear tan fuerte…
Diego
continuó por un tiempo más cuestionando su decisión hasta que la obscuridad del
parque donde se había sentado ya tres horas antes le impedía ver hasta sus
propios dedos.
-Pues
si, definitivamente no puedo regresar, tengo que salir adelante yo solo, voy a
conseguir trabajo de lo que sea. ¿Dónde podre comer algo?-Metió la mano al
bolsillo de su pantalón y sacó los únicos treinta pesos que tenia para
sobrevivir un tiempo indefinido,-Pues ni modos Diego solo puedes gastar cinco
pesos para comer unas galletas, y si…. –derrepente tuvo una idea, arriesgar los
quince pesos que le podrían ayudar un par de días en un billete de lotería.
-Gracias.
A usted.-Le despedía el cajero de un autoservicio donde compró el billete.
A usted.-Le despedía el cajero de un autoservicio donde compró el billete.
-Bien
este billete debe salvarme y hacerme muy rico.
Pensaba
muy optimista cuando ya había devorado las 8 galletas del paquete que había
comprado.
-¿dormiré en el parque o en esta acera? jumm jajá
supongo que es bueno reírse de uno mismo. Pues mejor doy un paseo por la ciudad
a ver si me da sueño o encuentro algún chico que me lleve a dormir con él.-
Diego era virgen y nunca había tenido novio, ni novia, pero su vasta
experiencia en pornografía de internet le daban muchos deseos de acostarse con
alguien a la primera oferta. Caminó por una avenida llena de bares y cantinas
que daban vida al ambiente nocturno, definitivamente Diego jamás había estado
ahí, en su colonia solo había pequeñas casas y lo más cercano a diversión era
un pequeño cine de tercera que proyectaba una sola cinta al día. Al llegar casi
al final de la avenida y tras haberle sido negada la entrada a un club gay llamado
“amour du sexe”. Decidió regresar al parque donde había pasado la tarde y que parecía
el único lugar tranquilo de la ciudad.
-Shh, oye tú.
Una voz
apareció que se dirigía hacia él.
-¿Quién me
habla a mi?-Volteo y vi en una esquina alguien que se acercaba a él.
-Si tu amor,
¿quieres pasar una noche especial?-La luz ilumino al hombre que vestía una
botas negras medias a cuadros, y un conjunto de cuero rojo con unos sexos postizos,
estaba tan maquilado, tenía los ojos pintados de azul, y un lipstick rojo muy
intenso, que no hacían exaltar los atributos del moreno hombre de cabellera
larga y negra que intentaba ser mujer y hablaba con una voz aguda pero algo
chillante.
-Vamos chiquillo,
anímate.
-Me estas
ofreciendo sexo.
-Cállate que
no te escuchen, de verdad estas muy verde, por eso hoy te tengo una gran oferta
te quitare esos deseos de niño y te convertiré en todo un hombre por 200 pesos.
-Aahhh, no,
gracias.
-¿Que te crees
chiquillo, que no soy suficiente mujer para ti?. Yo soy de las mejores modelos
que puedes encontrar por aquí.- La drag queen reclamaba respeto a su puesta
fama de “dama deseada” entre la socialité del lugar.
-No, no quise
decir eso, aahhh-suspiraba una vez más en el agitado día que había tenido-No
tengo dinero, me fui de mi casa porque mis padres no aceptaron que fuera gay, así
que decidí sacar valor de algún lugar pero ahora no tengo a donde ir, ni
siquiera tengo un trabajo, solo, voy a dormir al parque-Esta vez Diego se
escuchaba desanimado y parecía que comenzaba a arrepentirse de tomar una decisión
tan importante en su vida. Dio la vuelta y se apunto a marcharse del lugar.
-Mmm,
chico-Con un gesto de inconformidad le grito a Diego-Vuelve, ven.
-¿Si?, ya dije
que no tengo dinero.
-Escuche
perfectamente.
-¿Entonces que
es lo que quieres?
-Dos cosas:
primera, soy Doña Rubí, señora de esta ciudad de Quibey y debes referirte a mi
así, ¿entendiste?
-Sí.
-Bien. Y dos
¿Qué opinas de trabajar con nosotras en este lugar?
-Hablas…
Tss-Fue interrumpido
por faltar a la etiqueta.
-¿Con ustedes,
Doña Rubí?
-Bueno, sí, no
todos los días doy esta oportunidad a alguien que acabo de conocer, pero ya que
hoy me siento generosa y veo que eres bueno, pues te doy el privilegio….Además tienes
un buen culo.
-No lo sé, ¿cree
que pueda?
-Amor, este es
el trabajo más placentero de todos, cualquiera que quiera disfrutar de un rico
y jugoso pene puede hacerlo. ¿Entonces
que dices? Me estas quitando el tiempo.
Diego sabía
que quería tener sexo ya, pero le daba un poco de miedo hacerlo con alguien que
no conocía y que no amaba, solo seria sexo y no por sentir emociones por
alguien más, pero el otro lado del asunto era que necesitaba dinero
urgentemente, no podía pensarlo así que…
-Sí, acepto,
creo que puedo y pues quiero sentir..eso-Decía ya más relajado.
-Bien pues sígueme, tengo que enseñarte todo.
La angustia y
el miedo habían desaparecido y solo pensaba tener frente a él un gran pene para
devorarlo entero.
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