viernes, 26 de abril de 2013

Lectura
Aquí esta el primer capítulo de la segunda historia del blog. "verte Otra Vez" habla sobre los amores platónicos que tiene un joven de los años 30 en Berkley, un pueblo de mamarrachistas, en sueños el ve a varios hombres en su vida y después de un tiempo comienzan a hacerse realidad, pero para poder cumplir sus sueños deberá adentrase en sus sueños y averiguar todo lo que podría suceder.
"Verte Otra Vez"
Capítulo 1
 Verte Otra Vez

Te veía caminar por los viñedos de esa uvas dulces que todos los días atravesabas, desde mi hogar, desde mi secreto lugar, caminabas, y caminabas, parecía hacerse tarde, eran las 4:00  de la tarde y el sol comenzaba a calmar, aumentabas la velocidad, tropezaste justo al pasar por la puerta de mi casa, lo que esperaba, caíste en el pasto que debías de pisar todos los días al pasar mi mi casa, ese pasto que debías matar siempre y que debía yo sacrificar para que volvieras, pero esta vez serviría para que no distinguieras los calvos y piedras que discretamente coloque para que sucediera lo que ocurrió.
-¿estás bien? te grité en tono de ayuda.
-Claro, pero ¿puedes ayudarme?
Sí, ya voy- Corrí a ti, quería atraparte y no dejarte ir. .Me acerque y en efecto, un clavo te había enganchado de un extremo de tus pantalones, grises y guangos, te veías también, me distraje al levantar mi vista y sorprenderme por tu elegante ropa, era evidente que el hijo del Dr. Del pueblo debía vestir tan bien parecido una camisa  gris y un saco negro casi tan guango como los pantalones, además de unos botines tan caros, de los que los pobladores comunes jamás podríamos aspirar.
-¿Está todo bien?
Y tu rostro, era tan dulce, tus ojos azules y tu cabello, rubio,  tan hermoso y limpio, parecía bañado con miel brillando con gran fuerza…
-¿Oye?
Me tocaste y así me di cuenta que querías mi atención
-Sí, dime.
-¿Qué si estás bien? Te estaba hablando y no contestabas.
-Sí, es que trataba de no herirte con el clavo, es algo difícil tratar de sacarlo sin que dañe mas tu costosa ropa.
-Bueno eso no importa mucho ahora, debo irme ya.
-¿debes hacer algo importante?-
-Sí, debo entregar estos papeles al secretario particular de alcalde.
-Valla.
Te limitabas a contestar solo lo que se te pregunta y yo distraía tu atención del clavo que te había detenido y que ya había conseguido quitar desde hace un par de minutos.
-¿Dime, puedo ayudarte en algo?
-Bueno ya con esto es suficiente.
-Perdón.
-¿Qué?
-Por el calvo, pensaras quizá que este lugar siempre es así de desconsolador y desarreglado…
-No no no, no  tienes que explicarme, sé que muchos piensan que ser el hijo de un doctor  es ser perfecto, pero no es así, siempre ha sido todo lo contrario para mí, no ha sido nada fácil. La gente lucha todos los días por conseguir más de lo que tiene esforzándose, trabajando todo el día y no queda tiempo suficiente para ser feliz y menos para lograr tener la casa en orden.
-…Sí.
Era la primera vez en nuestra corta platica, que Edmond, el hijo del Doctor Spleint, interponía su punto de vista ampliamente y desaparecía el tímido y rígido muchacho que planteaba un amuralla para que su interior fuera impenetrable.
-Listo, ya lo saque, fue complicado pero logre sacarlo de tus pantalones sin hacerle ningún rasguño…
-Más que el que ya tenía-Me interrumpiste y …
-jajajaja
-jajaja, si,  más que ése.
Nos levantamos del piso y me diste la mano.
-Gracias. Sonreíste. Soy Edmund Spleint, pero supongo que lo sabes.
Sí, lo sabía muy bien
-Bueno es un pueblo  pequeño. Soy Arthur Valmon. Estreché fuerte mano y era una mano tan suave, la de un niño aún.
-Un gusto
Si, igual.
-bueno ahora me voy debo entregar esto. Gracias otra vez.
Te parchaste rápidamente antes de que dijera otra palabra
-Cuídate-Te grité cuando ya habías corrido unas cuantas casas y no esperaba que lo escucharas, pero volteaste y con tu mano asentiste y te despediste.
Y ese fue el primer día que pude verte otra vez.




No hay comentarios:

Publicar un comentario