Lectura
Aquí esta el primer capítulo de la segunda historia del blog. "verte Otra Vez" habla sobre los amores platónicos que tiene un joven de los años 30 en Berkley, un pueblo de mamarrachistas, en sueños el ve a varios hombres en su vida y después de un tiempo comienzan a hacerse realidad, pero para poder cumplir sus sueños deberá adentrase en sus sueños y averiguar todo lo que podría suceder.
"Verte Otra Vez"
Capítulo 1
Verte Otra Vez
Te veía caminar por los viñedos de esa uvas
dulces que todos los días atravesabas, desde mi hogar, desde mi secreto lugar,
caminabas, y caminabas, parecía hacerse tarde, eran las 4:00 de la tarde y el sol comenzaba
a calmar, aumentabas la velocidad,
tropezaste justo al pasar por la puerta de mi casa, lo que esperaba, caíste en
el pasto que debías de pisar todos los días al pasar mi mi casa, ese pasto que
debías matar siempre y que debía yo sacrificar para que volvieras, pero esta
vez serviría para que no distinguieras los calvos y piedras que discretamente
coloque para que sucediera lo que ocurrió.
-¿estás bien?
te grité en tono de ayuda.
-Claro, pero ¿puedes
ayudarme?
Sí, ya voy- Corrí a ti, quería atraparte y no dejarte ir.
.Me acerque y en efecto, un clavo te había enganchado de un extremo de tus
pantalones, grises y guangos, te veías también, me distraje al levantar mi
vista y sorprenderme por tu elegante ropa, era evidente que el hijo del Dr. Del
pueblo debía vestir tan bien parecido una camisa gris y un saco negro casi tan guango como los
pantalones, además de unos botines tan caros, de los que los pobladores comunes
jamás podríamos aspirar.
-¿Está todo
bien?
Y tu rostro, era tan dulce, tus ojos azules
y tu cabello, rubio, tan hermoso y
limpio, parecía bañado con miel brillando con gran fuerza…
-¿Oye?
Me tocaste y así me di cuenta que querías mi
atención
-Sí, dime.
-¿Qué si estás
bien? Te estaba hablando y no contestabas.
-Sí, es que
trataba de no herirte con el clavo, es algo difícil tratar de sacarlo sin que
dañe mas tu costosa ropa.
-Bueno eso no
importa mucho ahora, debo irme ya.
-¿debes hacer
algo importante?-
-Sí, debo
entregar estos papeles al secretario particular de alcalde.
-Valla.
Te limitabas a contestar solo lo que se te pregunta
y yo distraía tu atención del clavo que te había detenido y que ya había
conseguido quitar desde hace un par de minutos.
-¿Dime, puedo
ayudarte en algo?
-Bueno ya con
esto es suficiente.
-Perdón.
-¿Qué?
-Por el calvo,
pensaras quizá que este lugar siempre es así de desconsolador y desarreglado…
-No no no, no tienes que explicarme, sé que muchos piensan
que ser el hijo de un doctor es ser
perfecto, pero no es así, siempre ha sido todo lo contrario para mí, no ha sido
nada fácil. La gente lucha todos los días por conseguir más de lo que tiene
esforzándose, trabajando todo el día y no queda tiempo suficiente para ser
feliz y menos para lograr tener la casa en orden.
-…Sí.
Era la primera vez en nuestra corta platica,
que Edmond, el hijo del Doctor Spleint, interponía su punto de vista
ampliamente y desaparecía el tímido y rígido muchacho que planteaba un amuralla
para que su interior fuera impenetrable.
-Listo, ya lo
saque, fue complicado pero logre sacarlo de tus pantalones sin hacerle ningún
rasguño…
-Más que el
que ya tenía-Me interrumpiste y …
-jajajaja
-jajaja, si, más que ése.
Nos levantamos del piso y me diste la mano.
-Gracias. Sonreíste.
Soy Edmund Spleint, pero supongo que lo sabes.
Sí, lo sabía muy bien
-Bueno es un
pueblo pequeño. Soy Arthur Valmon.
Estreché fuerte mano y era una mano tan suave, la de un niño aún.
-Un gusto
Si, igual.
-bueno ahora
me voy debo entregar esto. Gracias otra vez.
Te parchaste rápidamente antes de que dijera
otra palabra
-Cuídate-Te
grité cuando ya habías corrido unas cuantas casas y no esperaba que lo
escucharas, pero volteaste y con tu mano asentiste y te despediste.
Y ese fue el primer día que pude verte otra
vez.
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